Por su parte, Marina Álamo Bryan, antropóloga, que escribe desde Nueva York, apunta: “Los argumentos biologizantes, basados en supuestos estudios psicológicos (de los cuales no da referencia el autor) que se utilizan para desarrollar el argumento del texto son, por decir lo menos, decimonónicos. Son el tipo de argumento que reduce la voluntad humana a factores físicos, ‘naturales’ y biológicos (…) Cualquier argumento sustentado en la idea de algo ‘natural’, sin dar referencias a estudios de biología evolutiva, está fuera de lugar en una conversación pública sobre género, mucho menos violencia de género”.
José Ignacio Torreblanca pide disculpas por ello: “Debimos invitar a De Azúa a corregir su texto”.
Por Lola Galán.
La defensora del lector. El País.
Domingo 6 de mayo de 2018.