Durante tres años y medio, una mente brillante y generosa hasta el extremo de que acoge en Barcelona a varios jóvenes músicos venezolanos ha intentado sin éxito que un individuo de la peor tradición ibérica, la de los pícaros y embusteros, le pague lo que le debe. Su correspondencia produce estupefacción y vergüenza ajena. Pretextos. Largas. Falacias. Silencios. En enero de 2016 -más de un año después de la participación de Gabriela en Mentes Brillantes– Zulategui llegó a alegar que su socio le había estafado -«se ha llevado hasta los cajones»- para pedir una nueva prórroga. Cuatro meses después, Gabriela insistió: «Estoy perpleja». Él se comprometió: «Tienes toda la razón». Ella esperó. Y él se esfumó. El pasado febrero, un representante de Gabriela volvió a dirigirse a Mentes Brillantes. Esta fue la respuesta: «Mentes Brillantes era un evento de la empresa El Ser Creativo, pero a mediados de 2017 lo adquirió TPI, una empresa de comunicación independiente que no tenemos nada que ver con El Ser Creativo ni con Joaquín Zulategui».
Por Cayetana Alvarez de Toledo
El Mundo, sábado 14 .04.18