En enero de 2015, una joven decidió ir a una fiesta universitaria con su hermana -que estaba de visita- un sábado por la noche. ¿Por qué no?, se dijo pensando que iba a ser el único rato que podía estar con ella, y la fiesta era cerca de su casa. A la mañana siguiente, en una camilla, se dio cuenta de que su vida era completamente diferente: había sido agredida sexualmente.
Su escrito sobre el impacto que ha tenido la agresión en ella, leído ante su agresor, Brock Turner, en el juzgado, se ha convertido en un manifiesto contra la cultura de la violación que parece imperar en los campus estadounidenses. Según las estadísticas -que no han variado en los últimos 20 años- una de cada cinco mujeres es víctima de una agresión sexual.
EL MUNDO, Domingo 12 de junio de 2016