Cuanto más amigo, más te espío

“El problema es que la privacidad es esencial para la libertad y la seguridad pero, al mismo tiempo, está en tensión con ellas. Un ministro del Gobierno que le paga las sábanas de raso a su amante a expensas del contribuyente francés no tiene derecho a protestar cuando la prensa divulga sus vergüenzas. La libertad del ciudadano para examinar la conducta de los personajes superiores es más importante que el derecho a la intimidad del ministro. La pregunta es: ¿Dónde y cómo trazamos el límite entre lo que redunda en el interés de la gente y lo que solo <interesa a la gente>? Del mismo modo, si queremos estar protegidos frente a atentados terroristas cuando vamos a trabajar, es necesario pinchar los teléfonos y leer los correos de algunos personajes posiblemente peligrosos. La pregunta es: ¿Quién, cuándo y con qué controles?

“[…] En las últimas semanas, el debate se ha desviado hacia al problema de los Gobiernos supuestamente amigos que se espían entre sí. Esa es otra cuestión. Si yo soy el Gobierno del país X, por supuesto que quiero que mis secretos estén totalmente seguros mientras accedo de forma clandestina a los de todos los demás Gobiernos. En la práctica, todos lo intentan. Algunos podrían alegar -y así lo hicieron los espías de los dos bandos durante la guerra fría- que, si los ministerios de Defensa de todo el mundo se miran mutuamente hasta la ropa interior, el mundo quizá acabe siendo un lugar más seguro. Parafraseando a George W. Bush, habrá menos peligro de que unos y otros se valoren demasiado.

El País, 1 de noviembre de 2013

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Author: Blog Cima Málaga