En 1966, el periodista Philip K. Tomkins escribió acerca de varios errores del libro A sangre fría, de Truman Capote, que contradicen el relato del autor; y ahora es el Wall Street Journal quien ha desvelado nuevos hallazgos que confirman la falta de rigor del creador de esta obra, según publica el diario El Mundo el 12 de febrero de 2013.
El artículo del periódico español, titulado ¿Mintió Truman Capote en A sangre fría? y escrito por el periodista Eduardo Suárez, indica que son dos los aspectos a los que hace referencia el diario neoyorquino sobre el libro, los cuales han salido ahora a la luz a raíz del hallazgo de unos documentos que guardaba en casa el agente Harold Nye y que su hijo mayor pretende vender o publicar.
La primera de las puntualizaciones es que el autor “se inventó detalles cruciales sobre la secuencia que llevó a confirmar la identidad de los asesinos de la familia Clutter”; y la segunda, que “escribió a la productora Columbia Pictures para solicitar un empleo para la esposa de Alvin Dewey: el policía de Kansas al que el escritor retrata como el héroe atormentado que resuelve el crimen y devuelve la paz a la comunidad”.
De esta manera, la descripción de Dewey como un policía intachable que en la obra se hace podría corresponder al agradecimiento del autor hacia el agente “por facilitar entrevistas con los asesinos que se les negaron a otros periodistas y presionar a los vecinos de Garden City que no se atrevían a hablar con él”, recoge El Mundo.
Truman Capote, precisa el diario, “también recreó los detalles de una escena que nunca sucedió”, según se desprende de los documentos, pues, al parecer, el interrogatorio a los Hickock en plena noche realmente fue un registro que se realizó durante el día. Tampoco, añade, “fueron las palabras de sus padres las que delataron involuntariamente a Hickock como dice Capote, sino el hallazgo del arma del crimen y de varias prendas ensangrentadas”.
En definitiva, estos hallazgos ponen en tela de juicio y contradice el afán del autor por ser riguroso y por escribir una obra “cuya razón de ser es la precisión factual”, según explicó el escritor neoyorquino a su biógrafo antes de morir, tal y como recoge este reportaje.